El problema —la dificultad insuperable, mejor dicho— es que hay determinados prójimos/as que son extremadamente odiosos/as. Esto es obvio. Los cristianos nunca lo han ignorado. Y aun así, han formulado imperativos tan extravagantes e imposibles de cumplir como el de ama a tus enemigos, cuando el deseo natural* de los seres humanos respecto a sus enemigos se orienta más bien a la respuesta dada por Conan al ser preguntado por qué es lo mejor de la vida: aplastar enemigos, verles destrozados y oír el lamento de sus mujeres...
*Natural no significa bueno, evidentemente.
*Natural no significa bueno, evidentemente.
Interesante, sin duda.
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