Para enfrentarme al ilimitado TERROR que me provoca el dentista, además de, como ya he dicho, recitar mentalmente la letanía Bene Gesserit contra el miedo, también me pongo a leer a Simone Weil, en busca de energía pura, de lucidez.
Afortunadamente, Simone Weil es una fuente inagotable de pureza y de inteligencia —la visión de la necesidad, nos dice Weil en la página 258 de sus Cuadernos, constituye un remedio contra el miedo—; desgraciadamente, soy un miedica y nunca podré estar a la altura de Simone Weil en nada.
Afortunadamente, Simone Weil es una fuente inagotable de pureza y de inteligencia —la visión de la necesidad, nos dice Weil en la página 258 de sus Cuadernos, constituye un remedio contra el miedo—; desgraciadamente, soy un miedica y nunca podré estar a la altura de Simone Weil en nada.
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