Parece ser que la concesión del premio nobel de literatura a Bob Dylan implica la confusión de los géneros y de las categorías. El orden del mundo se vendrá abajo y volverá el caos primigenio, las aguas de Nun lo inundarán todo. Mañana no saldrá el sol y no habrá soplo divino capaz de revivificar una tierra informe y vacía. Y en la oscuridad, por si no lo sabían, habita el cocodrilo demoníaco que todo lo devora.
Por suerte, Bob Dylan es amigo del caos.
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