De improviso, un
recuerdo, un rescoldo de tu antiguo yo, brilla con una triste luz
anaranjada, una luz hermosa pero desvaída, que alarga las sombras y
la melancolía. Tu espectro sale de su escondrijo, te observa
detenidamente, y se escabulle de nuevo. Fugaz, inasible, así son los
espectros. No lo esperabas. Te ha sorprendido mucho encontrarte otra vez con él. Estabas seguro de que se había perdido para siempre,
entre los pliegues del tiempo, en sus intersticios inhabitables.
Estabas seguro de que te había abandonado, o de que tú le habías
abandonado, lo mismo da. Pero aquí está. Aunque decir aquí tal vez
sea decir demasiado, y decir que está también sea decir demasiado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario