miércoles, 29 de febrero de 2012

Asustar a los lectores

Corrección, de Thomas Bernhard, viene precedido, al menos en la edición que yo he sacado de la Biblioteca, por un prólogo absurdo, en el que se advierte de lo difícil que puede resultar, al principio, leer la novela de Bernhard. Esto, en primer lugar, es mentira. En segundo lugar, esto no es forma de animar a la lectura a nadie. No hay que asustar a los lectores potenciales, se trata de que los lectores potenciales devengan lectores actuales, o sea, que devengan lectores de los que de verdad leen. Cierto es que luego se nos informa de que la lectura de Corrección es fascinante, una vez superados algunos obstáculos, y se nos invita a que la leamos. Solo faltaba, que disuadiera a los lectores. El prólogo alternativo que yo, humildemente, propongo, es el siguiente:

Este libro es una puta pasada, y está escrito de puta madre. Todas y cada una de las  páginas que vas a leer son una puta pasada y están escritas todas de puta madre, todas, desde la primera página hasta la última página. Bernhard se ha esforzado por que así sea, aunque nadie se lo haya pedido. Podría haber escrito mal, por ejemplo, sin ir más lejos. Zafón, por ejemplo, sin ir más lejos, lo hace, escribir mal, y le va bien. Es rico, es guapo... No, creo que esto de guapo no es cierto, pero no lo va a tener todo, no te jode. Hay, en el vasto mundo, toda una legión de escritores que escriben mal, pero entre ellos, gracias a los clementes dioses, no se encuentra Bernhard. Con esto, creo yo, debería bastar para convencerte, lector hipócrita, de que necesitas, urgentemente, leer a Bernhard. Palabras y palabras colocadas, todas y cada una de ellas, de puta madre, para configurar un libro que sea una puta pasada. Hacer esto no es fácil. Por eso, querido lector, si aún te queda algo de decencia, cosa harto dudosa, deberías agradecer que Bernhard haya hecho esto tan difícil de escribir de puta madre y leer este libro que es una puta pasada. Sentir pánico reverencial ante un libro es para los débiles de espíritu. Arremete, viajero.
Lo único que me extraña de Bernhard, o lo único en lo que estoy en franco desacuerdo con Bernhard, aunque, en el fondo, me da bastante igual, es que escriba que leer todos los periódicos todos los días es un requisito indispensable para un hombre inteligente. La comunicación diaria es psicótica, tediosa e inútil, en mi opinión. No pretendo, obviamente, que los demás estén de acuerdo conmigo. Al fin y al cabo, es un mera opinión, y también opino que las opiniones son tediosas e inútiles, y no digamos ya las discusiones, la peor cosa que ha inventado el hombre. En cualquier caso, Bernhard es un escritor divertidísimo, como dijo Gaddis, y puede decir lo que le de la gana, porque lo dice como nadie.

Derribos Arias, o el post-punk dadaísta



¿Este año es bisiesto? Me acabo de enterar.

martes, 28 de febrero de 2012

Michael Jackson - They don't care about us



Encontré una cinta que grabé hace miles de millones de años (literalmente) y esta es la primera canción que hay grabada. Cuando tenía doce o trece años la escuché miles de millones de veces (literalmente).

Sequía

Ya nunca lloverá más. El cielo será un gigantesco ojo sin párpado y la luz, perpetua. La garganta reseca para siempre. Los dientes morderán titubeantes el polvo del camino. Todos los poemas sobre la lluvia quedarán huérfanos.

lunes, 27 de febrero de 2012

Acerca de los frágiles y sin embargo poderosos hilos que nos unen con el mundo

Palabras entrelazadas
como olas de mar
siempre repetidas
siempre diferentes
palabras que suenan
como labios de espuma
lamiendo la arena
lamiendo cada grano
al borde del silencio
palabras que flotan
sobre el vacío del ser
y justo desde ahí
hablan para nadie
hablan para todos.

Somnolencia

Todo duerme hoy aquí dentro,
mecido por el ritmo de ahí fuera.

Un susurro tembloroso,
capaz de vencer tanta soledad,
flota ingrávido en el aire
como un copo de nieve
que se derretirá.

Una caricia leve se posa
sobre tus ojos llorosos.

Un lento vaivén acuna las nubes,
mientras el mundo duerme,
acurrucado aquí dentro.

Se está bien aquí. No me quejo.
Los ojos no lloran de tristeza,
lloran de otra cosa
que no sé qué es.

La verdad...

La verdad no en el desgarro
de la noche del alma
sino en las estrellas que bailan
en la noche del alma.

domingo, 26 de febrero de 2012

Aliento

Su aliento recorre mis huesos como un chillido de electricidad,
como un espasmo de luz vibrante en medio de la oscuridad.

Sin fin

Sentado en el sofá, más bien repantingado, con los pies encima de la mesa, las plantas apoyadas sobre el borde, ejerciendo una presión no excesiva pero que, de todas formas, le causa un ligero dolor, no tanto como para que no pueda soportarlo, pero sí lo suficiente como para que se entretenga y demore en su dolor con curiosidad, con una lata de coca-cola medio vacía en la mano, Toni Salas, estudiante de diecisiete años, vago y melancólico, y vestido con un pantalón corto del equipo de fútbol Newcastle United, una camiseta negra sin mangas, una calurosa tarde de verano, sin nada que hacer, sin poder ir a la piscina por culpa de un esguince que se hizo el otro día en la muñeca izquierda, de vez en cuando retira los pies del borde de la mesa y se incorpora, deja la lata de coca-cola medio vacía sobre un posavasos redondo en el que está estampado el murciélago de Bacardi y estira la mano derecha para coger el cigarro que humea en el cenicero situado encima de la mesa y darle unas caladas rápidas y nerviosas, el cenicero azul que compró el año pasado, en Futuroscope, cuando fueron de excursión a Francia, luego vuelve a recostarse en el sofá, con los pies en el borde de la mesa, en una posición que está seguro no puede ser buena para la espalda, aunque a él le resulte cómoda y congruente con su actitud vital básica, un nihilismo resignado, un retraimiento afectado, pose típicamente adolescente, se dice, con una sonrisa irónica, recorre todos los canales de la televisión, varias veces, uno por uno, sin ganas ni esperanza alguna de hallar algo interesante o entretenido en que poder fijar su atención, aunque solo fuera un par de minutos, el sol entra por las ventanas, ilumina todo el salón, solo en su casa, libre y aburrido, levanta la cabeza y mira las formas caprichosas que el humo dibuja en el aire, mira el techo, blanco y monótono, se concentra en escuchar el ruido de los coches que pasan por la carretera general, un ruido lejano, ni triste ni alegre, solamente un ruido lejano que llega en sordina hasta su casa, hasta el salón con las ventanas abiertas, hace mucho calor, una tarde de junio o de julio muy calurosa, las ventanas abiertas en batiente, termina de beber su coca-cola, se queda pensando, termina su cigarro, se queda mirando sin ver, decide dar otro repaso a los canales de la televisión, películas empezadas, películas que ya ha visto, un canal en el que siempre, sea la hora que sea, anuncian sujetadores, unos sujetadores color carne que Toni encuentra francamente deprimentes, tertulias plagadas de periodistas de derechas permanentemente enfadados por algo, cualquier cosa, que sin excepción califican de aberración moral, iracundos y agrios, tan iracundos y agrios que a veces le resultan cómicos, unos personajes desmesurados, inverosímiles, de origen desconocido, engominados, muy serios, si no prestas atención al contenido de sus discursos, si te centras exclusivamente en sus gestos, les verás teatralmente escandalizados y no podrás evitar reírte, esas formas desprovistas de contenido te revelarán la comicidad implícita que hay en esas tertulias, aunque la mayor parte del tiempo resultan simplemente algo que también es deprimente y molesto y aburrido, todos esos gritos, todas esas opiniones, todo ese ruido, Toni cree que no entendería, aunque viviera mil vidas, que a alguien le resulten atractivos los sujetadores color carne, concursos repetidos, que ya se emitieron días atrás y que vuelven a emitir únicamente para cubrir espacio, sin la intención de que alguien los vuelva a ver, porque la televisión tiene horror al vacío, porque la televisión, al igual que Aristóteles, piensa que el vacío no existe o, al menos, que no debe existir, la televisión condena la ausencia de imágenes como si fuera una carencia ontológica intolerable, y de hecho lo es, para la televisión lo es, necesariamente, como si fuera algo que debe ser llenado como sea, con lo que sea, el contenido no importa, se autorreplica, muchos otros canales sobre los que pasa a tanta velocidad que a su cerebro no le da tiempo a reconocer lo que está viendo, canales que pasan como un flujo indeterminado, en fuga, un caos violento y mareante, formas locas huyendo, una saturación de imágenes que circulan a toda velocidad, en un ciclo sin fin, una carrera loca que avanza sin progresar, compulsivamente, persiguiéndose a sí mismas, infinito circular enmarcado en el espacio rectangular de la pantalla. Toni Salas apaga la televisión y se levanta a por otra coca-cola. Busca un paquete de pipas. No lo encuentra. Sigue buscando. Desiste. Vuelve al sofá. Cierra las ventanas. Ahora ya no sabe qué hacer. Literalmente. Sus padres están a punto de llegar. Sube a su habitación, un cuadro de Marilyn Monroe encima de la cabecera de su cama, un póster de la Velvet Underground, del disco de la banana, en la pared que queda frente a su cama, al lado de la puerta, ropa amontonada en una silla, varios libros abiertos sobre su escritorio, respira hondo y abre la ventana, siempre abriendo y cerrando ventanas, el sol todavía brilla con fuerza, todavía quedan algunas horas para que anochezca, decide quitarse el vendaje de la muñeca izquierda, aunque todavía quedan algunos días para que el esguince se cure, según el médico, pero a Toni le da igual, quiere quitárselo y se va a hacer su santa voluntad. Algo hay que hacer. Le pica la muñeca. Quiere rascarse a gusto la muñeca que le pica. A tomar por culo esta puta venda. Se la quita y se rasca y se bebe despacio su segunda coca-cola de la tarde y decide fumar otro cigarro apoyado en el alfeizar de la ventana y mirar los árboles y sentir el viento caliente en sus mejillas y simplemente esperar a que anochezca mientras sigue ahí apoyado dejando que el tiempo pase y nos devore a todos con su silencio mortal y nos suma a todos en el vacío sin fin y para siempre.

sábado, 25 de febrero de 2012

Chris Garneau - Between the bars



Aquí, la letra traducida. No tengo ni idea de inglés, pero la interpretación de que es el alcohol el que habla, tratando de seducir con su ritmo de canción de cuna, me parece genial y muy acertada.

Genética y laringe, ingeniería letrística

A mí plim.



Lo siento en esta letra no hay mensaje.

PD: Los que quieran leer mensajes, que abran el hotmail. Digo yo.

jueves, 23 de febrero de 2012

Historia radical y paradójicamente concentrada del infinito

Y Schitt, cuyo conocimiento de matemática formal es probablemente equivalente al de un infante taiwanés, de alguna manera parecía saber lo que parecían desconocer Hopman y Van der Meer y Bollettieri: que localizar la belleza y el arte y la magia y el perfeccionamiento y la clave de la excelencia y la victoria en el prolijo flujo de un partido de tenis no es una cuestión fractal como reducir el caos a un modelo. Parecía sentir intuitivamente que no era de ningún modo una cuestión de reducción, sino -perversamente- de expansión: que el revoloteo aleatorio del crecimiento incontrolado y metástasico, cada pelota bien lanzada admite n posibles devoluciones, 2n posibles devoluciones a esas devoluciones y así hasta lo que Incandenza describiría ante cualquiera que compartiera sus conocimientos científicos como un continuum cantoriano de infinitos de posibles movimientos y respuestas, cantoriano y hermoso por inramificatorio, por contenido, este infinito diagnato [ni idea de lo que significa diagnato] de infinitas opciones y ejecuciones posibles, matemáticamente descontrolado, pero humanamente contenido, limitado por el talento y la imaginación de uno mismo y de los rivales, concentrado en sí mismo por las fronteras que enmarcan la habilidad y la imaginación y que finalmente hace caer a un jugador porque no permite que los dos ganen, finalmente, representando los límites del ser, constituye un deporte.
David Foster Wallace, La broma infinita, pág. 98

Mi ignorancia en el ámbito de las matemáticas es infinita, así que mejor voy a hablar del infinito desde una perspectiva filosófica. Muy probablemente también el tamaño de mi ignorancia en Filosofía sea un conjunto infinito, pero, en cualquier caso, es un conjunto infinito menor. Precisamente es gracias a Cantor -entre otros,creo- que podemos hablar de conjuntos infinitos mayores que otros.

Hay, que yo sepa, dos modos fundamentales de concebir el infinito, con base en la distinción aristotélica: infinito potencial e infinito actual. La serie de los números es, desde luego, infinita. A cualquier número n se le puede sumar uno, sin que importa lo grande que sea. Siempre se puede ir más lejos Pero esa infinitud no se presenta nunca, no puede estar en acto. Se trata de un ejemplo muy claro de infinito potencial.

De hecho, el infinito potencial parece ser la única opción plausible de concebir el infinito, parece de sentido común que lo que no tiene fin no pueda tampoco presentarse, que la presencia es, necesariamente, algo finito. El infinito en cuanto tal se caracteriza, entonces, por la indeterminación: monstruoso, caótico, inconmensurable, apeiron. El infinito continúa indefinidamente, tal parece ser la esencia inherente a su propio concepto. Cada número determinado expresa una magnitud finita, pero la potencia de la serie es inactualizable, no hay término final. Nunca veremos cara a cara el rostro del infinito (disculpen el arranque poético, es para amenizar un poco la aridez conceptual de este texto).

Tanto lo infinitamente grande como lo infinitamente pequeño tendrían como modo de ser este ser en potencia. Lo potencial está a medio camino entre el ser y el no-ser y media entre ambas instancias. La potencia se realiza al acceder al acto, pero también puede no realizarse. Obviamente, la serie de los números no puede realizarse de forma completa. No exista tal cosa como la serie completa de los números.

Parece, por tanto, que lo infinito actual no existe, pero hay que prestar atención a lo que hemos dado por supuesto, a saber, que la magnitud está subordinada al número. Podríamos llamar a esto la perspectiva aritmética (espero que no me lea ningún matemático) y hablar de una perspectiva geométrica en la cual, por el contrario, el número esté subordinado a la magnitud. Aquí, entonces, cabe hablar de diferentes tipos de infinitos, los números expresan simbólicamente un dominio de tal magnitud, es la magnitud la que determina los números, no a la inversa. Y, si hay diferentes tipos de infinitos, pueden entrar en relaciones de cantidad entre ellos, puede haber infinitos mayores que otros. Puede haber partes de un conjunto igual de grandes que el conjunto. Por ejemplo, la serie de los números naturales, y la serie de los números naturales multiplicados por dos, considerada esta como parte de aquella, no es menor, amabas son infinitas. Desde esta perspectiva, todo infinito es irreductible a los números. Los números son sistemas locales.

Spinoza pone un ejemplo muy simple. Un círculo posee una infinidad de radios. Solo hay que trazar rectas desde el centro a cualquier punto de la circunferencia. Ahora, cojan el semicírculo, también hay una infinidad de radios. O sea, que en el círculo entero hay un infinito que es el doble del infinito que hay en el semicírculo. Desde luego, no hay una recta que sea infinitamente pequeña, hay un conjunto infinito de rectas. Los conjuntos infinitos no se definen a través de los términos, sino de las relaciones. Otro ejemplo muy simple. La relación mayor que es susceptible de ser realizada por una infinidad de términos. En otras palabras, la relación es exterior a los términos que la efectúan. Una relación define un conjunto infinito, y esto es lo que Spinoza entiende como infinito actual.

Lo infinito actual se diferencia de lo infinito potencial en que lo potencial es indefinido, y de las tesis finitistas en que no cree en términos infinitamente pequeños, átomos. Lo infinito actual existe como conjunto.

Y ahora que ya tenemos el infinito actual, llega Kant, el todopoderoso y terrible Kant. Tenemos que todos los radios son un conjunto infinito en acto. Y, como digo, llega Kant y dice: sois muy tontos, los radios no existen simultáneamente, porque no preexisten al hecho de trazarlos, los produzco sucesivamente. ¡Es el tiempo, estúpidos! Y la síntesis de sucesión en el tiempo va a lo indefinido, con lo que de nuevo estamos ante una serie indefinida y el infinito en acto se ha ido al carajo.

Yo diría, de un modo muy vago y general, que Spinoza tiende a pensar en función del espacio, mientras que Kant lo hace en función del tiempo, y que la perspectiva spinozista nos lleva a pensar en el infinito actual, mientras que la de Kant nos lleva a pensar en el infinito potencial. No estoy muy seguro de que solamente una de las dos perspectivas sea la correcta, en detrimento de la otra. El perspectivismo, tal como lo definía Nietzsche, no consiste en que siempre podamos adoptar múltiples puntos de vista sobre las cosas, sino en considerar que las cosas son puntos de vista. ¿Quiere esto decir que el infinito es actual desde la perspectiva del espacio y potencial desde la perspectiva del tiempo y que ambas son correctas? Sinceramente, no tengo ni idea. Para dilucidar esta cuestión habría que interrogarse sobre la naturaleza misma del espacio y del tiempo...

Continuará

miércoles, 22 de febrero de 2012

Los resentidos

Los resentidos son venenosos.

El hombre del resentimiento es en sí mismo un ser doloroso: la esclerosis o el endurecimiento de su conciencia, la rapidez con que cualquier excitación se fija y se congela en él, el peso de las huellas que le invaden son otros tantos crueles sufrimientos, decía Deleuze. Los resentidos están poseído por el espíritu de venganza y el rechinar de dientes. Se caracterizan, principalmente, no por su maldad, sino por su despreciable mala voluntad, su capacidad despreciativa. Algunos de estos resentidos quisieran convencernos de que ningún autor español joven sabe escribir, guiados por el principio de que al otro no hay que tratar de comprenderlo, sino vigilarlo. Es una forma de leer muy triste.

Deben de tener digestiones muy pesadas, lo que explicaría su sarcasmo. 
Y la risa de la sátira es una mala risa. ¿Por qué? Porque es una risa que comunica la tristeza. Podemos burlarnos de la naturaleza humana, la risa de la sátira es burlarse de los hombres. Hago ironías, una especie de ironía acre. La sátira es otra manera de decir que la naturaleza humana es miserable. "Ah, ¿ven qué miseria la naturaleza humana?" Es la proposición del juicio moral. 
Deleuze, En medio de Spinoza 


En primer lugar, denuncian la miseria del medio literario, porque se trata de juzgarlo. Quieren juzgarlo. En términos de Nietzsche, son esclavos
Estos tipos son tiránicos. Te enganchan, no te sueltan. No paran de meter la nariz en cualquier mierda, de otra manera no están contentos. Siempre es preciso que rebajen las cosas. No es que las cosas estén forzosamente altas, pero para ellos siempre es demasiado alto. Siempre es preciso que descubran una pequeña ignominia bajo la ignominia. Se sonrojan de alegría. Cuanto más repugnante, mejor. Eso es el esclavo, es también el tirano y es también el hombre del remordimiento. 
Deleuze, ídem.

Por supuesto, Spinoza no condena el humor. El Príncipe de la Filosofía es un filósofo de la alegría. El humor es ligero, afirmativo, liberador, activo.

martes, 21 de febrero de 2012

If my honey...

Después de tomar café y de gritarle a la tele con inequívoco tono de sarcasmo mañanero: claro que sí, jarabe de palo para la juventud española, hay que apalear a los chavales de instituto, no sea que... Y después de comprobar, con fastidio, que se le había acabado el tabaco, en la mente del Señor S. empezó a sonar una canción, pero no sabía cuál. La canción se repetía y se repetía en su cafeinado pero falto de nicotina interior hasta que, finalmente, en un típico episodio epifánico, dio con las solución:

Al acecho

Ellos están al acecho, merodean como animalitos tristes, pero aunque hundan la barbilla en el pecho y enmudezcan, nerviosos, y se asusten sin motivo, no creas que es fácil acabar con ellos. Pálidos, delgaduchos, tímidos, aparentemente un palmada en la espalda podría matarlos, pero su capacidad de resistencia es prodigiosa. Tarados, asociales, megalómanos, caminan por la cuerda floja con sus labios agrietados y su miedo  a las alturas, decididos a seguir adelante, sin retroceder jamás. Su canto no se acaba nunca.

Brisa

La ferocidad indómita del viento frío que no había cesado de soplar durante los últimos días se apaciguó de repente y nos concedió un instante de tregua, durante el que el ritmo del mundo pareció suspenderse, dejando paso a la tierna desolación de la brisa, que soplaba desde algún lugar remoto. Soplaba como si lo hiciera desde una boca distante y dormida. Como si el mundo fuese el sueño de esa boca. Los párpados del mundo parecían a punto de cerrarse. Y era hermoso desvanecerse así.

lunes, 20 de febrero de 2012

No creo que esto sea una reseña (About Fresy Cool)

El Señor S., con su bipolaridad impostada a cuestas, ha acabado tope harto de la saturación referencial cool, y en un cansino alarde metaficcional cargado de hiperreflexividad capaz de marear al menda lerenda más pintiparado (luego va a buscar el significado de pintiparado en el diccionario) se dispone a perpetrar una monstruosidad neobarroca o autoficción carnavalesca post-el-ensayo-de-los--80-de-Linda-Hutcheon en forma de texto que dice sus interrogantes sobre su propio decir... No, esperen, me he liado. Contextualicemos. Empecemos de nuevo, en aras de la recepcionalidad del texto... ¿Me ven reflexionar sobre el propio texto mientras lo escribo? Hola, Jauss, qué tal. Autor dice (busquen David Markson en Google, Ar iu tolkin tu mi?) que se lo ha pasado moderadamente bien descubriendo referencias a DFW y a Bolaño en Fresy Cool. Autor ha puesto en la cuerda de tender multitud de libros de geometría para que aprendan cosas de la vida y se retuerzan Pollock style, expresionista que es, el pobre. El problema teórico que se plantea Autor mientras -mientras- escribe esto es que si critica el libro Antonio J. Rodríguez por los mismos motivos que podrían ser aplicados a este -este- texto, parasitario del libro comentado (para más inri), al que, de alguna forma, "imita", ya que por su mente pulula la idea de sobrecargar el significante o el símbolo (Autor no sabe si lo que dice tiene sentido) podría acabar muerto (literalmente) al caer en una paradoja autorreferencial. No es cosa de broma. Las paradojas autorreferenciales son verdaderos monstruos engullecerebros. Que se lo digan, si no, a Godel, con diéresis en la o (no la he puesto por culpa de mi ordenador, que al intentar ponerla hace esto: G¨¨odel).

Si en el siglo 19 fue la novela auspiciada por Clío (reivindicación tope desfasada de Leopoldo Alas Clarín), musa de la Historia Hegeliana Moderna Omniabarcante Universal Pictures Style, línea simbólica de la modernidad que moldeaba la narratividad y se erigía en paradigma (21 significados, al menos, tiene esta palabra en la obra de Khun en la que relata los avatares de la inconmensurabilidad) y en el 20 el porvenir de la novela era la filosofía (Camus dixit), y a partir de los 60s era la novela a la sombra de la lingüística (he podido poner la diéresis gracias al corrector automático, que evidentemente no sabe nada de G¨¨odel ni le importa) con su atención a la forma, en los 80s lo biográfico y lo ficcional se abrazan de forma casi viciosa y alegremente narcisística. Autor jura haber oído a Jose Carlos Mainer decir esto. Pero también jura haber leído a Hutcheon, algo que es falso de toda falsedad. No es un Autor fiable, se lo digo yo.

La consecuencia que tendría que venir a continuación, ya que introducir un enunciado que empieza por un condicional te obliga a ello, la estoy postergando debido a que no tengo ni idea de cual es. Si p, entonces q. La letra q representa aquí el momento actual de la novela como consecuente de su historia antecedente. Pero Autor sostiene, con bastante sentido común, que las inferencias deductivas en el ámbito de la literatura no son de recibo. O algo así.

Veamos, a Autor le ha gustado Fresy Cool, y le ha irritado. Demasiado extensa, ambiciosa, de un autor primerizo con falta de disciplina, excesiva erudición y en la que no hay una trama clara. Bien, he mencionado todos los clichés de la critica que hay que evitar, segun Jack Green. Autor dice que he hecho esto solo para demostrar que conozco al tal Jack Green, y tiene razón. La encrucijada en que se halla Autor es que dice que le cansan los discursos irónicos y que si no se pillan las referencias el lector puede acabar hasta los huevos del puto pedante pretencioso de mierda que escribe payasadas para alardear y tal. Pero Autor a veces se siente irónico, desafiante, mea colonia (por ejemplo, el contexto de esta frase es una respuesta genial de Guardiola en rueda de prensa, que dio hace ya bastante tiempo, en la que respondía de forma irónica a las acusaciones de ser irónico, desafiante y de mear colonia; Autor cree que realmente Guardiola mea colonia, pero esa es otra historia; la cuestión es: ¿Hago explícitos los referentes o no lo hago?). O sea, que tal vez si no se comparten los referentes la novela cojee un poco, o no, who knows?

Autor dice que los tal vez y los who knows son usados en este discurso como escudo protector para guarecerme de mi falta de pericia como reseñista. De nuevo Autor acierta. Autor dice que soy muy viejo y que si mi juventud son recuerdos de una plaza de una ciudad de provincias muy poco cool, donde bebíamos y fumábamos y no tomábamos drogas de diseño, solo cervezas y porros, como en la canción de S.A., y no fuimos Guays, es porque el Geist de nuestro tiempo fue otro, y que no puedo criticar a la juventud porque ahora se preocupen por la moda, por ejemplo. Obviamente aquí Autor no tiene razón, yo visto muy pero que muy bien y soy muy pero que muy joven. Autor se ríe. Entablamos una pelea. Autor tiene ahora un ojo morado. También soy muy pero que muy fuerte, eso lo sabe todo el mundo. Te reto a un pulso, a ver, digo siempre. Ja.

Total, que la novela es descarada y se lee muy bien y hay cosas que me siguen irritando y otras que me interesan. Puede que estemos ante una autoficción metaficcional que pendula entre lo diegético y lo extradiegético y que explota la potencialidad del lenguaje, o no. Quiero decir: esto que acabo de decir lo acabo de sacar de un blog en el que se habla sobre la tal Linda, cuyo nombre no me sonaba de nada hasta ayer mismo, y he seguido los trucos rastreros que supuestamente denuncia denuncia Jack Green, cuyo libro no he leído, solo un par de reseñas en blogs. Lo hago explícito porque, en fin, porque me da la gana (este es mi blog, no hay nadie más aquí, are you...?).

PD: Ah, el cliché señalado por Green que me ha entusiasmado es el de lo negativo. Aplicable con cien por cien de efectividad a la Filosofía. El autor No hace esto, No hace lo otro, etc. ¿Eso es un análisis? Por favor.

domingo, 19 de febrero de 2012

Mi alma...

-Mi alma está enrabietada y tensa, y sé que más pronto que tarde va a romperse en mil pedazos, y que seguramente me quedaré embobado contemplando los mil pedazos esparcidos por el suelo, pero no pasa nada, estoy bastante seguro de que sabré recomponerla, de alguna forma. Tal vez entonces sea un poco distinta, claro.

Una herida...

Una herida de viento
ondea en mis ojos
ascuas locas en la noche

Partir

Las nubes, deshilachadas, hechas jirones, se desplazaban con una lentitud somnolienta, apenas perceptible, avanzaban dulcemente, recortadas contra la ilusoria profundidad del azul celeste, fractales caprichosos, formas fugaces que se descomponían y recomponían, animadas tenuemente por el viento, el resorte invisible, secreto, del mundo. El vasto universo se reducía al trozo de cielo invernal enmarcado por la ventana, a través de la cual se filtraban los rayos matinales de un sol pálido y amable. Trataba de acompasar mi respiración al ritmo de las nubes y de saborear su humedad remota con mi lengua ebria y sedienta. El latido del mundo bombeaba una dulce lluvia que aún no caía, una lluvia presentida en las palpitaciones de mi piel, en los ojos temblorosos que aguardaban su caída, su advenimiento mágico sobre los vivos y los muertos, su perfume envolvente sobre la tierra mojada y las tejas rojizas. Había llegado el momento de emprender un viaje. Cerré los ojos, dispuesto a atravesar el mundo.

sábado, 18 de febrero de 2012

jueves, 16 de febrero de 2012

Nacho Vegas- Etcétera



Demasiado tiempo sin que apareciera Nacho Vegas por el blog. DJ Madame Psicosis sigue programando para ustedes sesiones de canciones con la que podríamos llorar pero con las que nos vamos a reír.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Ya

-Pero normalmente mi stimmung fundamental es menos dada a la ironía que a poetizar la poesía y patentizar la verdad del ser en el advenimiento de la palabra poética como no-lugar fundamental en el que la verdad se pone en obra como desvelamiento, aletheia aleteando cual pájaro herido por los valles del abgrund postnietzscheano, logos estremecido y pathos enfermizo de caballeros andantes de la fe ateos vagando por locus solus, Waiting for Godot mientras escuchan a los Doors y el universo aparece tal cual es, infinito, y el ser aparece con su nombre propio, vacío, inmediatez indeterminada hegeliana no, condición de posibilidad absoluta del ente sí, no-ente, no hay nada parecido a un Mundo de las Ideas, como si estas fuesen cosas inteligibles que duplican las cosas empíricas, Platón no dice eso, no hay dos mundos, pero el ser es el ser del ente y por eso no puede ser un ente... ¿Te aburres? Iba a hablar sobre el principio de inteligibilidad del ente ahora mismo, iba a poner con caracteres griegos Ti to ov, que significa la pregunta por el ente, aunque no he averiguado la forma de ponerlo en caracteres griegos...
-Menos dado a la ironía y escribes esta especie de parodia que, desde luego, desde un punto de vista filosófico, carece de valor, y desde un punto de vista literario no digamos...
-Bah. Quería decir que la ironía tiene sus limites y que la verdad poética (ahora voy a ponerme cursi, creo que después de rociar el texto con palabras griegas y alemanas para que no se entienda nada me he ganado ese derecho) reside en el corazón del hombre.
-Pero el paréntesis sigue siendo irónico, es decir, cobarde.
-Ya.
-Y no sabes ni alemán ni griego.
-Ya.

martes, 14 de febrero de 2012

Post 800

Me estoy obsesionando un poco con los números redondos.

Los dos libros más importantes del mundo

-Ética, demostrada según el orden geométrico; Baruch Spinoza.
-En medio de Spinoza, Gilles Deleuze.

El Señor S. considera que estos son los únicos libros imprescindibles que existen en el mundo. El Señor S., cuando de verdad delira, tiene intuiciones intelectuales de la sustancia y se une místicamente con ella. Sueña que vive antes de la llegada de los maléficos Kant y Hegel. Sueña que increpa a Kant: ¿Que no existen intuiciones intelectuales? ¿A que no me lo dices en la calle? A Hegel ni le habla.

Lecturas

Fresy Cool, de Antonio J. Rodríguez. Tanto troll vilipendiándole. Tenían que estar, por fuerza, todos equivocados. Con esa firme convicción he empezado a leer. Con esa alegre convicción. Y eso que, por decirlo finamente, a mi el ambiente literario, sea lo que sea, me la suda totalmente. Me es indiferente. Creo que estoy produciendo un ruido cacofónico bastante molesto con estas frases. En esta que acabo de escribir tal vez haya una redundancia, folks. El Señor S es incapaz de resistirse a llevar la contraria cuando cree que llevar la contraria es necesario y, aunque por sus venas corre lirismo a lo Trakl, a lo Pizarnik, a lo triste y alegre a la vez, su corazón bombea DFW a borbotones -si bien en su cabeza siempre está de guardia Spinoza- y no critica lo que no entiende -a veces tal vez lo haya hecho, pide disculpas a Bob Dylan y a Spinoza, nadie está completamente a salvo de caer en las garras temibles de odio y del resentimiento, los males capitales según nuestro bienamado Baruch- y, por tanto, desprejuiciado y levemente entusiasmado, acomete la lectura de Fresy Cool -en realidad habría que decir que la acomete con prejuicios a la contra-. El Señor S. ha leído algunas novelas que preconizaban la buena vieja nueva de contar historias de forma sencilla y cuyos autores reaccionaban como viejas histéricas en la cola del supermercado contra lo que consideraban payasadas de estudiantes (a Mr. Joyce, a Mr. Gaddis, a Mr. DFW) y se ha aburrido mortalmente. Las viejas se cuelan en los supermercados, se creen con derecho a pasar antes que los jóvenes. Si dices: señora, oiga, que yo también tengo que ir a casa a hacer la comida, te miran mal e invocan la decadencia de occidente y la flagrante falta de valores morales cristianos y la apertura de los sellos y de las trompetas. Los que escribían estas nuevas viejas novelas se creían la reencarnación de Faulkner y se autoproclamaban a la altura de Franzen. El Señor S. ha salido escarmentado de dichas lecturas (ni de lejos, a Faulkner no se le atisbaba ni de lejos) prefiriendo cualquier ejercicio pseudovanguardista de jóvenes delirantemente ambiciosos, o lo que sea, a la conservadora llamada a volver al redil. Cualquier cosa con tal de: NO MORIR DE ABURRIMIENTO. Escena, dialogo, conflicto, resolución, fin. QUE TE DEN. Así piensa -hoy- el Señor S., quien necesita cafeína y cigarros a mansalva para que en su cerebro se organicen fiestas químicas de desenfreno intelectual porque tiene que estudiar (se supone). Por otra parte (¿otra parte de qué?), sabiéndose al margen de las querellas literarias (imagínense a un tipo diciendo: DFW es Dios y si no te gusta te parto una botella en la cabeza; no se puede discutir con un tipo así de intolerante) el Señor S. se siente también: libre de decir cualquier chorrada, salvaje, un guerrero del ciberespacio, capaz de conquistar el mundo, omnipotente, etcétera. Con esto no quiero decir nada, seguramente.

El Señor S., por otra parte (ídem) lamenta no poder escribir como sus escritores favoritos, desafiándolo todo y llegando al extremo de su potencia. Cree que sus textos son demasiado convencionales y poco arriesgados (espiritualmente compuestos de blandiblú, que diría el narrador de Fresy Cool, autoacusación con la que no estoy plenamente de acuerdo, dicho sea de paso). Se lamenta, pero tampoco demasiado. Ahí están Beckett, Gaddis, Bernhard, DFW, por ejemplo. Léase a estos autores. El Señor S. cree que el mundo es un lugar mejor gracias a estos escritores, entre otros.

PD: Solo he leído unas cuatro paginas de Fresy Cool, así que esto no es, ni remotamente, una reseña. Como mucho, es un manifiesto en favor de que la literatura no me mate de aburrimiento.

PD2: Pensamientos Despeinados ya va por el post 988. Yeah.

viernes, 10 de febrero de 2012

Considerando

Que era una pena que Pensamiento Despeinados estuviera abandonado sin haber llegado a los mil post, he escrito catorce poemas (o algo semejante) en cuarenta y cinco minutos. Mi objetivo era llegar hoy mismo a los mil post y despedir a mi viejo blog, pero me he cansado antes. Aquí los poemas. Algunos son muy malos, pero la consigna era escribir mucho y muy deprisa.

Joy Division - No Love Lost



¿No son esta y Sister Ray las dos mejores canciones de la historia? Escuchar a Joy Division siempre me pone de buen humor, de un humor exaltado que roza el delirio, que acaricia el delirio con la punta de los dedos. Algo así.

Correr bajo la lluvia

En mi opinión, uno corre bajo la lluvia, no porque crea que se va a mojar menos, sino porque quiere estar menos tiempo mojándose. Al menos en trayectos cortos. Además, aunque delante de ti también llueva, si cruzas una calle corriendo, te mojas menos que si te paras en mitad de la calle durante, por ejemplo, cinco horas, creyendo que la rapidez de tus movimientos no tiene nada que ver con la cantidad de lluvia que te cae encima. Vamos, digo yo, que un tío parado se moja más que otro que cruza la calle a toda hostia, porque está más tiempo recibiendo lluvia, y si está más tiempo recibiendo lluvia, se moja más. Supongo que si uno va corriendo y otro andando bajo la lluvia (que canten o no es indiferente) durante el mismo tiempo, el que corre se moja más, eso sí. Pero hay que tener en cuenta el tiempo. Creo, no sé. Ojalá supiera Física.

jueves, 9 de febrero de 2012

Leer lírico

Hay quien lee lírico y lo flipa en putos colores; y hay quien es gilipollas. El gilipollas a lo lírico siempre lo tacha de cursi. Simplemente, no tiene ni puta idea en el paladar.
Juan Mal-herido

Elliott Smith - Going Nowhere




miércoles, 8 de febrero de 2012

Demasiado pop

He escuchado demasiado pop melancólico y ahora estoy feliz y triste a la vez, echo de menos a mujeres que nunca han existido, me entran ganas de aprender a tocar la guitarra, y de aprender inglés, fumo con la mirada perdida en el espacio vacío del cielo y toso de forma melódica, me río de todo y lloro por nada, creo que llueve y hace sol a la vez, la palabra azul significa también tristeza, imagino carreteras muy largas que atraviesan desiertos, habitaciones de hotel mugrientas en las que me emborracho con desconocidos, noches estrelladas y frías, la belleza feroz de la autodestrucción, pero también jardines soleados y entusiasmos matinales inmotivados, una rara esperanza alada entrelazada con lodo, me siento etéreo y atado a una roca, como si girara sin parar, orbitando alrededor de un centro ausente, y escucho palabras como quien oye llover, palabras que no entiendo y golpean rítmicamente los tejados, me entran muchas ganas de hacer algo, pero no sé qué, y sigo escuchando la voz susurrante de Elliott Smith como si hablase de un secreto tan secreto que no sabemos qué es, Between the bars se acaba siempre demasiado pronto, antes de que sea posible desvelarlo, y pongo la canción una y otra vez, hasta la saciedad, intentando ser la canción, tratando de vivir en ella, bebiendo y mirando las estrellas, ajeno a la presión de los días, en una noche sin fin, porque sí, creo que he escuchado demasiado pop melancólico y ahora hay una voluptuosidad trémula en la que se entrelazan alegría y desesperación, una melodía frágil que se desliza por la superficie de las cosas buscando lo que no vamos a encontrar por estar oculto a plena luz, me imagino deambulando por ciudades en las que nunca he estado, ciudades sórdidas y hermosas a la vez, en las que hace mucho frío y hay mucha gente y no es fácil encontrar a alguien, echo de menos lo que podría haber sido y ya no seré, la gran nada se extiende, pero da igual porque están las canciones como corazas protegiéndome, transmutando la tristeza en una alegría que se desborda.

lunes, 6 de febrero de 2012

Elliott Smith


Elliott Smith está muerto, dicen. Protesto enérgicamente: Elliott Smith es inmortal.

Nocturno de Bataille

En mi impenetrable noche
está gritando lo imposible
todo se desploma
Georges Bataille

Jugar con las palabras

Los niños usan palabras, las combinan, juegan con ellas hasta que atrapan un significado que hasta entonces había permanecido fuera de su alcance. Y la actividad lúdica inicial constituye un presupuesto esencial del acto final de comprensión. No existe ninguna razón por la que este mecanismo deje de funcionar en un adulto.
Feyerabend

domingo, 5 de febrero de 2012

Como quien...

Como quien llama sin voz
borracho de muerte
desamparado
entre estrellas sordas
y le contestan espectros
en un idioma
de otro planeta

Elliott Smith - Between The Bars

Lejos de los hombres

He visto, detrás de las tormentas, a un hombre triste llorar por nada,
pasear ensimismado sin importarle el camino,
tan solitario y silencioso como los hombres que mueren en la nieve,
lejos de los hombres, en invierno,
hombres que siendo nada lo soñaron todo,
con el atrevimiento suicida de los visionarios,
hombres que arrancaron un trozo de eternidad con los dientes
y mordieron furiosos frutas tan prohibidas que no existen,
frutas cuyo jugo, sin embargo, encharcó sus almas
tan perdidas y perplejas que nada supieron sino tal vez
sumergirse en la deriva acariciando la huida,
hombres que desearon lo que no tiene nombre con lágrimas
de tormenta anegando sus ojos e insistieron,
más allá de la cordura, en perseguir su delirio,
para que aliviara al mundo de ser tan cierto y tan sinsentido,
hombres que murieron en la nieve, lejos de los hombres.

sábado, 4 de febrero de 2012

Untar la mantequilla como dios manda

Mary Frances observó cómo untaba la tostada con mantequilla. Sostenía los bordes de la rebanada con la mano izquierda y pasaba sistemáticamente el cuchillo, una y otra vez. ¿Intentaba repartir de modo uniforme la mantequilla o existían otras exigencias más profundas? Daba pena verlo ensimismado en tamaña tontería, untando eternamente, convirtiendo la rutina en una compulsión huera, sin sentido ni necesidad.
Don DeLillo, Libra 

¿Cómo que daba pena? Lo que daría pena sería comerse una tostada untada de cualquier manera.

Extrañamiento de sí

Resulta extraño ver fotografías tuyas de cuando tenías cuatro o cinco años. Haces un esfuerzo mental y dices ese era yo, así era, pero no recuerdas bien ser ese yo que te mira desde el pasado remoto del álbum de fotos. Tu yo pasado mirando a tu yo actual, tu yo actual mirando a tu yo pasado. Extrañándose el uno del otro.

jueves, 2 de febrero de 2012

Bob Dylan - Visions of Johanna

El frío

El frío, su cruel nitidez,
hermosa como un cuchillo
que corta el aire,
se posa en tu lengua
como la saliva salvaje
de una desconocida.

The Ghost of Electricity

La electricidad lanza puñetazos
desde un cielo convulso y multicolor,
anega tus ojos en lágrimas
tal vez de felicidad ante lo que ven
y ante lo que no pueden ver,
imágenes que se inyectan en tu piel
como un frío o un espasmo,
un frío furioso que quema
los huesos de tu cara pálida
y te hunde en un dolor tan elevado
que a tu cuerpo le salen alas
y brillas en el cielo entre un séquito
de estrellas rotas que danzan
y cuya explosión suena como una promesa
de liberarte al fin de ti de lanzarte
tan lejos como el polvo de los caminos
que nunca recorrimos y recordamos
como días felices dorados por el sol.

El infinito nos persigue con sus ojos
como faros parpadeantes de luz
derramada en un cielo de lágrimas,
mientras el universo entero canta,
Bob Dylan canta y el frío siberiano
brilla fantasmal ahí fuera.

Ojalá pudiera fundirme con lo que digo,
abolir la distancia insalvable que somos,
la distancia que tensa el cuerpo y el ser
con sacudidas de electricidad
y te arrastra a lejanías alucinadas
que exhiben sus aullidos y mensajes
que nadie descifrará jamás.

El mundo se sumerge en sí mismo
y, más allá de sí mismo,
sigue sumergiéndose.

Y hay temblores que florecen con el frío,
el viento es el trampolín de mi alma
que hoy dice sí y sonríe por nada,
en medio de toda la confusión evaporada,
aireada y dorada por el sol que también
dora las calles y los tejados y los árboles
y no hay más música que la lluvia que no cae
y que bebemos igual que tocamos
la piel ausente con los dedos del recuerdo.

Y cuando mueras y no quede nada,
el viento soplará.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Finitud y comprensión

Para la filosofía hermenéutica, la problemática de la objetividad presupone siempre una relación de inclusión que engloba tanto al sujeto —pretendidamente autónomo— como al objeto —pretendidamente independiente—. Heidegger expresa esta relación con la expresión ser-en-el-mundo, y Gadamer con la expresión «pertenencia», que contradice más directamente la relación sujeto-objeto. Pero ambos términos aluden a lo mismo: a la preeminencia ontológica del ser-ahí que somos sobre la categoría epistemológica y psicológica del sujeto que se pone; a la condición ontológica de la comprensión que, mostrándose a la vez como finitud y posibilidad de todo conocer, pone al descubierto la hybris de esa pretensión moderna de hacer de la subjetividad el fundamento último. Y es, en definitiva, la influencia de esta conciencia de pertenencia —eje de la experiencia hermenéutica—, su maduración y su peso en el pensamiento contemporáneo, la que determina la superación de la ilusión moderna de una filosofía que se autofunda y que es capaz de alcanzar un saber ahistórico, absoluto, haciendo patente la dependencia de todo conocimiento respecto a la mediación que lo conduce, lo condiciona y lo limita(...)  
En Hegel, aunque la experiencia histórica de la conciencia anule la oposición originaria de sujeto y objeto, esta supresión es entendida como disolución de lo histórico y finito en lo infinito, en el sujeto absoluto. El proceso histórico se realiza en la creación y supresión de la oposición, pero en este acontecer dialéctico se muestra a si mismo como lo absoluto que fundamenta ese proceso revelándose en sus momentos finales. Tanto Heidegger, como más explícitamente Gadamer, van a desarrollar esta noción hegeliana de mediación, pero incorporándola a una ontología de la finitud, de gran sensibilidad crítica respecto a toda intención fundacionista en sentido moderno. A la luz de este desarrollo, la aspiración hegeliana al saber absoluto, como el ideal husserliano de la autofundación, se desvanecerán ante la condición ontológica de la comprensión, que determina la finitud de nuestra experiencia como hermenéutica.
Diego Sánchez Meca, La crítica hermenéutica al fundacionismo moderno

Javier Krahe - Como Ulises